jueves, 15 de febrero de 2018

La rendición de cuentas es un privilegio, no una consecuencia

Una de las cosas más importantes que se aprenden al ser supervisor probablemente es la responsabilidad y rendición de cuentas. Muchos supervisores creen que el rendir cuentas significa aceptar las consecuencias o aceptar la culpa cuando algo no sale bien. Pero verlo de esta manera sólo minimiza el potencial que realmente tiene el rendir cuentas.


Un supervisor debe estar consciente de que aceptar las consecuencias de sus desiciones también implica lo bueno, lo positivo y que mientras esté dentro de los protocolos y procedimientos del restaurante, él o ella, debe tener iniciativa para que el restaurante crezca.


Si usted tiene supervisores que quieren evadir la rendición de cuentas, le sugerimos dejarle claro que rendir cuentas a los superiores (uno o varios, dependiendo de la cadena de mando en su restaurante) es muy importante pues ante un error o una mala decisión se puede seguir un camino que ayude a resolver el problema y cometer un error o tomar una mala decisión en sí no es motivo de despido o sanción sino que depende de la frecuencia o magnitud del error.

Rendir cuentas, sobretodo si se tiene una base numérica que lo respalde como los reportes que entrega el POS y el inventario es fundamental para usted como propietario y es la principal razón por la que sus gerentes deben estar convencidos de la importancia de asumir su responsabilidad y rendir cuentas.


Para que un supervisor se sienta comprometido con la rendición de cuentas, también es importante que aprecien la confianza y privilegios que ello conlleva pero recuerde siempre ser justo con la remuneración económica o el tiempo de descanso de manera que ellos puedan notar la diferencia con el resto del staff pero que usted no termine regalando privilegios.

En nuestra experiencia hemos encontrado restaurantes que han implementado sistemas completos de punto de venta (NCR Aloha en nuestro caso) e incluso de cocina basados en la sugerencia y gestión de uno de los supervisores, en un primer caso el supervisor en cuestión ayudó a aumentar las ganancias del restaurante significativamente por lo que fue promovido como gerente de la nueva sucursal.



En otro caso, un supervisor (gerente general en este caso) fue el responsable de elegir mal el POS pues el sistema no cubría las necesidades del restaurante, la mala inversión costó pero no tanto, lo que le permitió buscar nuestra opción y resolver el problema, además de enmendar su error, al tener que asegurarse de que la nueva opción era la correcta, tuvo que verificar de pies a cabeza lo que sin querer lo convirtió en experto en Aloha a los 3 meses de implementado, por lo que al año ya había podido implementar Aloha Kitchen e incrementar significativamente la productividad.

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